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Arturo Bosque

LA AVENTURA DE LA VERDAD

Por Enrique Gómez Lázaro


Hace medio siglo en el Seminario (Católico) de Casablanca – Zaragoza nuestros profesores trataban de demostrarnos que el 90 % de la Humanidad estaba en el ERROR, con mayúsculas. Nuestro condiscípulo Bábil nos tiene escrito que lleva medio siglo buscando la VERDAD.

La VERDAD es la conformidad de nuestro conocimiento con la realidad, con lo existente. La persona que nos respondiere satisfactoriamente a esta pregunta QUÉ SOY Y DÓNDE ESTOY tendría toda la VERDAD, tarea imposible para uno solo y extremadamente difícil para todos. No obstante, en eso están los especialistas en Humanidad y en cuanto la rodea: antropólogos, psicólogos, médicos, biólogos, físicos, químicos, geólogos, cosmólogos...

La Humanidad en su adolescencia - digámoslo así – ya se preguntó qué era y dónde estaba. Comenzó a estudiarse a sí misma, a cada cosa, a cada actividad, a cada acontecimiento y luego les puso nombres. Así nació el lenguaje convencional, el mayor invento del hombre según los antropólogos actuales; la primer CIENCIA, humana, posibilitadota de las demás ciencias.

Nuestros antepasados pensadores (seglares y religiosos), todos ellos varones, nos enseñaron a pensar; algunos también a fantasear. Pero se olvidaron de la mujer, quiero decir que les negaron la personalidad; como se la negaron a los esclavos y a los siervos. La mujer, para todos ellos, sólo era una sierva del varón. La dependencia económica es causa de mayores dependencias (Balmes).

Hace tres años estuve en el Yacimiento de Atapuerca (Burgos). Terminada la visita, pregunté a la guía;

- Tú eres más que guía ¿verdad?
- Estoy preparando las Licenciaturas en Antropología y en Arqueología bajo la dirección del profesor Ursuaga, me respondió.
- Te lo pregunto porque estoy preparando un artículo para una revista en Internet sobre los paraísos terrenales, continué yo.
- Yo soy atea, terminó ella.

Veintitrés años tenía la cría. Eso es ir por el mundo, con la verdad por delante. No quiero dar más señas sobre ella. Fue una conversación privada. Me habría encantado haber tenido una hija así.

Dedico especialmente estas líneas a todas las científicas. Quizá las mujeres nos alumbren una nueva sabiduría para toda la Humanidad, quizá ellas nos enseñen a. respetar la Tierra y a estar en ella. Ellas nos enseñaron a reír, a besar, a jugar, a comer, a asearnos, a andar, a balbucir las primeras palabras… ¿Os habéis preguntado alguna vez por qué al lenguaje convencional también le decimos lenguaje materno?

En Encinacorba, nueve de abril de 2009.
Enrique Gómez Lázaro