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Arturo Bosque

 NAVIDAD.

 Carta de Jesús

Por José Mª Alcover

       

Querida amiga. Querido amigo:

Como sabrás, nos acercamos nuevamente a la fecha de mi cumpleaños.
         Todos los años se hace una gran fiesta en mi honor y creo que en este año sucederá lo mismo. En estos días la gente hace muchas compras, hay anuncios en la radio, en la televisión y, en todas partes, no se habla de otra cosa.

La verdad, ¡es agradable saber que, al menos un día al año, algunas personas piensan un poco en mí!.

Como tú sabes, hace ya muchos años que empezaron a festejar mi cumpleaños.

Al principio creí que  parecían comprender y agradecer lo mucho que hice por todos vosotros;... pero me parece que hoy en día casi nadie sabe para qué lo celebran. La gente se reúne y se divierte mucho, pero no sabe de qué se trata.

Recuerdo el año pasado: al llegar el día de mi cumpleaños, hicieron una gran fiesta en mi honor. Había cosas muy deliciosas en la mesa, todo estaba decorado, y recuerdo también que había muchos regalos.  Pero... ¿sabes una cosa? ¡Ni siquiera me invitaron!... Yo era el que cumplía años;... y ni siquiera se acordaron de invitarme. La fiesta era para mí, y cuando llegó el gran día me dejaron afuera, me cerraron la puerta... ¡Con lo que me hubiera gustado compartir la mesa con ellos!.

La verdad es que tampoco me sorprendí demasiado, porque en los últimos años son muchos los que me cierran la puerta. Parece que no está muy de moda eso de ser cristiano, de afirmarse como tal; y que incluso a algunos cristianos les da hasta como vergüenza decir que lo son... Bueno, en realidad, lo que a mí me gustaría no es tanto que los cristianos lo vayan pregonando por ahí, sino que lo sean de verdad... Pero volvamos a lo que íbamos:

Como no me invitaron, ¡se me ocurrió entrar sin hacer ruido!... Entré y me quedé en un rincón, junto a un árbol lleno de luces, con muchos regalos en su base... Estaban todos bebiendo, incluso había algunos borrachines, contando chistes, carcajeándose... Lo estaban pasando en grande... Para colmo, llegó un anciano gordo vestido de rojo, de barba blanca y gritando ¡jo-jo-jo-jo!. Parecía que había bebido de más. Se dejó caer pesadamente en un sillón y todos los niños corrieron hacia él, diciendo: "¡Santa Claus, Santa Claus!". ¡Como si la fiesta fuese en su honor!...  Llegaron las doce de la noche y todos comenzaron a abrazarse. Yo extendí mis brazos esperando que alguien me abrazara y... ¿sabes? Nadie me abrazó... De repente todos empezaron a repartirse los regalos, uno a uno los fueron abriendo, hasta que se abrieron todos. Me acerqué para ver si por casualidad había alguno para mí. Pero no había ninguno.... ¿Qué sentirías si el día de tu cumpleaños se hicieran regalos unos a otros y a ti no te regalaran nada?. Comprendí entonces que yo sobraba en esa fiesta. Salí sin hacer ruido, cerré la puerta y me retiré...

Cada año que pasa es peor: la gente sólo se acuerda de la cena, de los regalos y de las fiestas;... y de mí, nadie se acuerda... Y lo que más me duele: Me da la impresión que la gente se da muchos regalos; pero yo no sé si de verdad se quieren más, o si sólo se engañan los unos a los otros haciéndose regalos,... o aún peor: ¿será que se compran los unos a los otros con los regalos que se hacen?... Que no se acuerden de mí, ¡pase!; eso no me molesta demasiado... Pero que no se quieran de verdad cada vez más, ¡eso sí que me duele!

Quisiera que tú, esta Navidad, me permitieras entrar en tu vida y ser tu amigo;... quisiera que reconocieras que hace más de dos mil años vine a este mundo para ser como tú, para estar contigo y acompañarte cada día. Vine para quererte hasta dar mi vida por ti; y te sigo queriendo, y me sigo desviviendo por ti... Vine también para darte la mejor de las Noticias : decirte que el Padre Dios te quiere; te quiere por ser quien eres, no por lo que tengas o dejes de tener, no porque seas bueno o malo, te quiere a pesar de tus fallos; y hoy te sigue queriendo;... y lo que quiere es hacerte feliz ahora, y para siempre.

Si, en este mi cumpleaños, de verdad tú te enteras que yo vine para seguir estando siempre contigo, y que el Padre Dios te está queriendo y te está acompañando siempre, yo me alegraré, y tú descubrirás la fuente de la alegría...

Y descubrirás también que ese Amor con que estás siendo amado es en ti fuente y energía de amor... Cuando nací, yo llevaba en mí todo el Amor del Padre Dios; y vine, para hacéroslo visible, para encarnarlo... También tú eres como “encarnación” de ese Amor (que es el nombre mismo de Dios, que yo vine a revelaros)...

Por eso, en esta fiesta de mi cumpleaños, quiero recordártelo : Existe en ti una fuente de vida y una capacidad de amar, que a veces ignoras. ¡Cree en ti!...  A pesar de tus fallos y tus dificultades, existe en lo más profundo de ti mismo una potencia de curación y de resurrección; existe en ti una fuente, una fuerza y un dinamismo de amor, que tú a veces ignoras, y que es el Amor divino que hay en ti y que yo intenté ayudaros a descubrir... ¡Descúbrelo!.. Confía en ese Amor que está en lo más profundo de ti mismo y que tú encarnas. ¡Confía en ti!... Y podrás nacer de nuevo; y harás maravillas y moverás montañas (montañas de basura, de egoísmo, de odio,... que eres capaz de barrer porque está siendo amado y habitado por el Amor)... Deja de obsesionarte con tus debilidades, tus fallos y tus pecados;... deja de obsesionarte con las debilidades, los fallos, los pecados del mundo y de la sociedad en la que vives... No hagas de ello una montaña... Todo está ya perdonado en el corazón de Dios que os ama... ¿No os lo dije ya?... Así que, acogiéndome en tu casa y en tu corazón en este mi cumpleaños, intenta liberar (deja que vaya liberando en ti) esa fuerza de amor que hay en lo más hondo de  ti mismo; intenta amar, aunque sea pobremente (¡fíjate lo que podía yo amar, acostado entre pajas, en un lugar perdido del Imperio!), pero amar de verdad, aquí y ahora, en ese lugar perdido del Imperio en el que vives... Tu único verdadero pecado es tu miedo, tu miedo a creer, tu miedo a creer en ti mismo; tu miedo a creer y esperar que puedes amar; tu miedo a intentar amar lo poco que puedas amar hoy... Créete que, - por débil y por malo que te veas -, puesto que estás siendo amado por el Padre Dios, eres capaz de amar, aunque sólo sea un poquito, porque en ti hay una fuente de amor que es el Amor con que el Padre Dios te está amando, que habita lo más profundo de tu ser y que tú estás llamado a encarnar.

Cada vez que te dejas amar por el Padre Dios,...

haces posible la NAVIDAD.

Cada vez que piensas y quieres a los otros,...

encarnas el Amor

y vives la NAVIDAD.
Cada vez que rezas y ayudas a rezar...

descubres la NAVIDAD.
Cada vez que admiras y quieres la belleza, la vida, la justicia, la bondad... haces real la NAVIDAD.
Cada vez que te decides a perdonar, consolar. comprender, crear alegría... anticipas la NAVIDAD.
Cada vez que descubres tus miserias y las aceptas

y cuentas contigo mismo y conmigo,...

deseas la NAVIDAD.
Cada vez que te preparas o eres ya un buen profesional honrado y capaz,... aseguras una vida de NAVIDAD.
Cada vez que buscas a los pobres, a los que no tienen nombre,

a los olvidados, a los necesitados,...

celebras y haces celebrar la NAVIDAD.

Cada vez que luchas por un mundo más justo, más solidario, más fraterno...

haces actual la NAVIDAD.

Cada vez que das a luz la fuerza de Amor que hay en ti,...

Es NAVIDAD.

 

Yo no sé si este año algunos me invitarán a su fiesta de Navidad, o si me dejarán al margen. Lo que sí sé es que yo te quiero invitar a ti... De hecho te estoy invitando.... Dime que sí.

Siempre contigo. Tu amigo

Jesús