Aleluyas de Manolo y la Quebrantahuesos

Arturo Bosque
21/06/03
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Con sesenta y ocho tacos,
hombre duro y nada grueso,
tomó firme decisión:
"¡haré la Quebrantahuesos!"

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- Atravesaré el Somport
Subiré hasta el Marie Blanque
¿Escalaré el Portalet?
Yo no lo sé ¿quí lo sa?

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Llegó desde Barcelona
con Justa en el autobús.
Vio la cascada y la Iglesia
y rezó: "amén, Jesús"

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Informarse en bicicletas
es un asunto importante.
Se necesita saber
lo más "in", lo interesante.

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- A ver qué dice el papel.
(¿Seré sólo yo el inscrito?)
¡Anda! ¡Que no hay nadie más
ni suscrito, ni infraescrito!

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- Fue un error, me equivoqué
Son muchos los apuntados:
cuatro mil quinientos diez
y seis, si mal no he contado.

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Al pagar por Internet
el trámite fue muy rápido.
La tensión iba por dentro.
Por afuera aguantó impávido.

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"¿Cual de estos quebrantahuesos
será para mi?", pensaba.
- ¡Participar es el premio!,
¡participar!, recitaba

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Afuera, en la calle miles
de personas se apiñaban:
participantes, sus padres,
sus hijos, tatos y tatas.

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Por su fuerza, por su rasmia,
por su constancia sin fin:
¡un merecido homenaje
a don Fernando Escartín!

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¡Llegó el día! Desayuno:
leche, tostadas y miel,
mantequilla, cereales,
frutos secos a granel.

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Si el cuerpo ha de estar en forma,
la bicicleta, mejor:
cuadro, manillar, horquillas,
frenos, cambios, dirección, ...

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... acoples, bujes, cubiertas,
cámaras, cierres, cadenas,
piñoneras y pedales,
desviadores y vielas.

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"Quien espera, desespera".
Tan sólo faltan segundos,
la emoción está patente
y está tenso todo el mundo.

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El disparo ya se dio.
Sale la Quebrantahuesos:
panticutos, chistavinos,
churdos, pelaires y chesos.

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Manolo sale de meta
saludando al personal,
cumpliendo está su ilusión:
conseguir participar.

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Juan Luis le sigue detrás.
con su sonrisa sin fin.
(Este señor es famoso
por ser padre de
Martín.)

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Por Sabi, calle Serrablo
Pasan raudas como el viento
las nueve mil veinte ruedas
de nuestra Quebrantahuesos

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¿Qué es esto? ¡No puede ser!
¡Perdón! ¡Que me he equivocado!
¡Son ovejas, no ciclistas!
¿Estaré un poco atontado?

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Todo ya está preparado
tras el coll de Marie Blanque
para recibir ciclistas,
darles agua y repostar.

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- ¡Que vienen, que vienen ya!,
gritan por el altavoz
Angel y Javi, al volante.
y el coche pasa veloz.

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Llega el primero muy rápido
persiguiendo al motorista,
nadie le sigue de cerca,
nadie se ve a simple vista.

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- ¡Cocacola!, y parte rápido
no puede perder el tiempo
tras él siguen cuatro mil
si no hay ningún contratiempo.

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Llega uno, llega otro,
luego diez, luego decenas,
cincuenta lleva este grupo
y este otro, dos centenas.

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Guardiaciviles, gendarmes,
enfermeros, masajistas
mecánicos, aguadores...
cuidan del cicloturista.

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Llegó el autobús-escoba
y el camión recogedor...
- ¿Y Manolo?...¡Ahí está!
¡incansable!, ¡rompedor!

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Un refresco... y sale pronto,
y desciende el Marie Blanque.
Llega al llano, continúa
Pedaleando sin cesar.

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Sin descanso ni reposo
arremete el Portalet.
Sube, sube, sube, sube,
sube, sube. ("¿Acabaré?")

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Las fuerzas ya van escasas.
Un descanso es necesario.
Se tendrá que reponer
el sistema alimentario.

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Este fue su último sprint.
Con los dientes apretados
echó el resto de sus fuerzas
hasta decir: "¡Se ha acabado!"

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Llegó a la central de Artouste
- Esto sí que ha sido un hueso,
dijo, poniendo el pie en tierra.
-¡Fin de la Quebrantahuesos!

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Juan Luis, padre de Martín,
llegó por fin a la meta.
Al ver muy cerca a su hijo,
olvidó sus agujetas.

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Llegó, se sentó, sopló,
se tumbó y se relajó.

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¿Cual fue el premio de Juan Luis?
¡Cual va a ser! ¡Su hijo Martín!

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El descanso del guerrero:
comer un plato de pasta.
Y como dice aquel dicho..
"Un poco de pasta, basta."

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Aquí termina la historia
de nuestro héroe Manolo
que hizo la Quebrantahuesos
pedaleando casi sólo.

Aún sin poder terminar
Su firmeza es de admirar.